Es fin de semana y se te ocurre un plan perfecto: una parrillada entre amigos. Abres tu bodega y desempolvas tu parrilla. Teniendo un clima muy húmedo en nuestra ciudad, es muy probable que si ha estado mucho tiempo guardada o a la intemperie, tu parrilla se haya oxidado.
Lo ideal sería que no uses más este metal oxidado para cocinar, pero si el daño no es muy grave, podrías intentar lo siguiente:
1. Consigue un cepillo de cerdas de aluminio
2. Calienta tu parrilla, poniéndola sobre carbón prendido como si fueras a asar
3. Unta la parrilla con grasa (puede ser grasa de pollo)
4. Retira con mucho cuidado la parrilla del calor, y cuando aún esté tibio, puedes frotar con el cepillo las partes oxidadas
5. Termina volviendo a cepillar la parrilla con el cepillo, pero esta vez con agua jabonosa (puedes usar jabón líquido de vajillas)
6. Al final, puedes pasar una cebolla cortada por la mitad por las varas de fierro para que quede totalmente curada.
Esta técnica va a funcionar, repetimos, si el daño no es grave. Ten mucho cuidado y pon siempre primero la salud delante de todo !
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